"El mundo no se hizo en el tiempo, sino con el tiempo"

San Agustín

martes, 15 de marzo de 2016

Aliado de las sombras- de J.J Hernández

Si hay un relato donde la moral queda en cuestión es el siguiente, Aliado de las sombras, de J.J Hernández, el autor más joven que participó en la antología solidaria Leyendas de la caverna profunda . Un texto de fantasía, como los que acostumbra a escribir con su pluma gaditana.
¿Para cuándo la siguiente novela, J.J?

Aliado de las sombras (fragmento)
Oscurece, es la hora de empezar a trabajar y tienes que prepararte. Necesitas tomar un trago de algo fuerte que te prepare para lo que debes hacer, así que cruzas las calles embarradas. Nadie te mira, no hay ojos que observen tu silenciosa marcha, eres una sombra en medio de la noche, embozado en una negra capa que te oculta por entero. Nadie puede ver tu pelo castaño, recogido para que no se convierta en una molestia, solo tus ojos, ojos de hielo y casi muertos, eso es todo lo que dejas ver. Avanzas por calles oscuras, en una tierra extraña, lejos de tu hogar, si es que alguna vez hubo algún sitio al que llamar así.
Entras a la posada, atraviesas la puerta sin llamar la atención, manteniendo la vista apartada de los clientes, no deseas que nadie te mire, que nadie te recuerde. Te alejas de los parroquianos mientras estos continúan con sus bebidas y conversaciones. No te interesan, tienes demasiado por delante y no puedes distraerte con necedades, así que escoges una mesa apartada, casi escondida en la penumbra de un rincón.
Sientes los pasos acercarse, tu instinto hace que la mano busque el calor de la empuñadura, el tacto familiar te tranquiliza y miras al frente. Es el dueño quien se acerca con una sonrisa. Apartas la mano del arma, no debes delatarte, aún no.
Prestas atención a los ruidos del local, montones de sonidos diferentes y ninguno te parece una amenaza, por lo que respiras con más tranquilidad ahora.
— ¿Qué le sirvo?
El hombre tiene la voz cascada por los años, lo miras un momento y apartas la vista antes de perderte en su mirada.
—Algo fuerte —dices sin más.
Sus ojos te vigilan con atención, eres un forastero y no puede evitar sentir curiosidad. Te pone nervioso, pero estás acostumbrado, siempre yendo de un lado a otro, escondido dentro de esas ropas oscuras para escapar de las miradas ajenas.
Eres un fantasma para todos, siempre lo has sido.
Cuando el posadero se aleja, te calmas. Ahora solo tienes un nombre en la cabeza: Thomas. Es poco, un nombre acompañado de una escueta descripción y la primera parte del pago, eso es todo lo que te han dado. Es sencillo, cinco mil ahora y cinco mil cuando el trabajo esté terminado. Tu instinto te hace evitar pensar en ello de nuevo, ya has pasado suficientes veces por ello. Thomas no es más que un nombre ahora, no sabes si es un hombre bueno o un diablo, si tiene familia, hijos, padres, amigos…, solo es un nombre.
Un largo trago te devuelve la calma, siempre lo hace, te templa los nervios y calma tus temores.
No en vano te dedicas a esto, diez mil es una suma tentadora, podrás descansar una buena temporada con un pago así, estarás más tranquilo si piensas que Thomas no es más que un nombre con una descripción.
Es tu vida, así la has vivido siempre. La bebida te da calor, pero por mucho que intentas marcar en tu cabeza que no es más que un nombre, sabes que no es así, ya sabes que cuando recibas la segunda parte del pago, te sentirás mucho más vil.
Rompiendo tus propias reglas, dejas que tu mirada recorra la posada, un edificio de piedra y madera, antiguo como la propia ciudad, abarrotado de clientes de animada conversación, lejos de ti. Para ellos no existes, te miran sin lograr verte, y aunque intentan comprender quién eres, en el fondo no desean saberlo.
Tus ojos se detienen, cruzándose con los de una muchacha, una chiquilla de hermosa sonrisa. Tratas de apartar la vista, eres atractivo, pero no tienes tiempo ni deseos de divertirte.
Aunque ya no miras sus ojos, los sigues viendo, clavados en ti, con esa sonrisa pura en sus labios. Te pones nervioso, no te gusta eso que estás viendo, parece que haya reproche en sus ojos. Tal vez sea hija de Thomas, o incluso hermana, prefieres no pensar en ello, no lo logras y te alteras más, sabiendo que aún te mira.
“Ni mujeres ni niños”, piensas. Es la premisa por la que has regido tu vida, la única norma que has seguido durante todos tus años, firme asidero durante el paso de nombres y dinero.

J.J Hernández (si quieres leer el relato entero y otros pertenecientes a "Leyendas de la caverna profunda", la antología solidaria, pincha aquí )


J. J. Hernández (1989) (breve biografía)
He ganado algunos concursos de relato breve a nivel local y regional, y luego empecé a trabajar la novela, generalmente fantasía épica y humor.
Novelas publicadas:
Los Diez Reinos. 1, La Ira Del Dios Oscuro (2009, Eldalie Publicaciones).
Los Diez Reinos. 2, El Vuelo del Dragón Negro (2010, Eldalie Publicaciones).
El Ojo Del Dragón (2013, Ediciones Hades).

Regularmente colaboro con Chorrada Mensual, revista online de corte humorístico que publica relatos de forma periódica.
He colaborado con algunos blogs, dirigiendo algunos ( De este lado de las palabras y Ex Mundo )