"El mundo no se hizo en el tiempo, sino con el tiempo"

San Agustín

martes, 22 de mayo de 2012

La Historia según los americanos (del Norte, ¿de dónde si no?)


La historia siempre me ha llamado la atención porque es algo de lo que se aprende, desde el hecho más loable y alentador hasta la catástrofe o atrocidad más horrorosa. Está ahí y debería hallarse como referencia para el presente y futuro. Al menos así lo veo yo.

Sin embargo a mucha gente le aburre soberanamente leer sobre ella. Algunos se conforman con ver películas o leer novelas supuestamente históricas. Total, “da igual y es más entretenido”.  Lo malo de esto es creerse lo que no deberían, y de ahí surgen las manipulaciones de las masas, jugando con la incultura, y las famosas “leyendas Negras” o “mentiras históricas comúnmente creídas”, como anunciaba algún que otro libro.

Pero centrémonos en algunas, para aclararlo. Por ejemplo, y refiriéndonos al título de esta entrada, en muchas películas que Hollywood  nos vende, los personajes y hechos se tergiversan según intereses propios o para adaptarse a los gustos de una época o región del mundo (y vender más, claro).

Lo primero que suelto: cualquiera puede pensar, después de haberse tragado cientos de películas de vaqueros, que los caballos de manchas son originarios de los indios norteamericanos. Nada más lejos de la verdad: los caballos se introdujeron en el continente americano con la llegada de los españoles en 1492. Al igual que los perros de gran tamaño (alanos, por ejemplo), que no existían tampoco (los que había en el continente americano eran de pequeño tamaño y no ladraban).

Ahora con Mel Gibson me meto, que últimamente está que se sale, el pobre. William Wallace, el héroe de “Braveheart” era un caballero de noble familia y a su padre no lo mataron los ingleses, sino que luchó para Inglaterra a cambio de un favor político. Por otra parte, las faldas escocesas que lucen en la película con tanta falta de pudor no se utilizaron hasta varios siglos más tarde. O hablando de Benjamín Martin, de “El patriota”, basado en un personaje real llamado Francis “Zorro de los pantanos” Marion. Por lo visto nunca mató él solo a un pelotón de soldados británico. Y sin embargo sí se dedicó a cargarse a docenas de indios Cherokee y violar a sus mujeres. Pequeños cambios de guión para hacer más simpático un personaje.

Hablando ahora de fimosis…(¡¡¡¡????)

Me refiero a lo que quedaría mejor en una historia: que un personaje no pueda hacer el amor por problema de fimosis o que no le de la gana y así especular con problemas más serios con el sexo, inclinación sexual, etc.  Pues eso primero era lo que realmente le ocurría a Luis XVI de Francia, casado con María Antonieta. En la película de Sofía Coppola del mismo título se baraja, entre otras cosas, el conflicto que tuvieron los reyes para tener descendencia, centrándose en el “miedo al sexo” del rey, cuando el pobre debía ver las estrellas cada vez que realizaban el coito…Pero, evidentemente, ese tema no quedaría bien en una película (¿o sí?) Para los que tengan curiosidad, los reyes ciertamente solucionaron el problema unos ocho años después, cuando el “miedoso” rey aceptó operarse.

Y si comentamos de Charton Heston (dejamos la fimosis a un lado) y el Cid Campeador…¿alguien sabe cómo murió este personaje tan hispano? Le mataron en Valencia de un flechazo, ¿no?, como dice la película...pues, evidentemente no. Murió años después de la toma de Valencia, aunque es verdad que en la misma ciudad.  Cosas del cine. Es curioso que además, en este caso, el director contó con la ayuda del historiador Ramón Menéndez Pidal, aunque se ve que no sirvió de mucho en el rigor histórico.

            Llegando, cómo no, a la Leyenda Negra que tristemente acompaña a los españoles y que nos afamamos por seguir manteniendo. Felipe II es retratado en la mayor parte de los filmes extranjeros- y algún español- como un monarca fanático religioso, oscuro, feorro y hasta encorvado y con voz aflautada. Eso es lo que ocurre, por ejemplo, y en pleno siglo XXI, con la película “Elisabeth”. Quizás este tipo de cine se acerca bastante a lo que comenté al principio, ya que, si lo tomamos como lección de historia, el Imperio español de la época sería el Mal Absoluto, al más puro estilo de la Leyenda Negra, mientras que Isabel I y su corte serían el bien que debe defenderse de los “malditos invasores”. Según la historia, afortunadamente, ni Felipe II era tan malo (ni tan feo, lo que no ocurre con la reina Isabel I) ni vestía de negro de forma continua (por lo visto solo lo hizo al final de su vida), ni la intolerancia religiosa de, en este caso, los ingleses, era mucho menor que la de los hispanos. Pero ale, sigamos tragándonos la “historia” que les convenga a los demás, que así nos va.

Continuando con Spain pero en época diferente: en Gladiator el emperador Cómodo mata a su padre, Marco Aurelio, pero en la realidad no fue así: Marco Aurelio proclamó a su hijo Cómodo su sucesor, y no murió de forma violenta (probablemente de peste). Aunque es verdad que Cómodo era un poco “rarito” y que murió después asesinado…aunque unos trece años después. Evidentemente no hay paciencia humana para esperar tantos años a que Russell Crowe acabe con él.

Y en cuanto a la famosísima bandera pirata… ¿una calavera con dos tibias cruzadas? ¿Verdad que sí? Pues parece que no, ya que la bandera que más utilizaban estos hombres intrépidos y de no tan buen corazón como nos hacen parecer en las pelis, era de color rojo, mucho más vistosa que la negra. La bandera roja significaba que se habían acabado las ofertas (si es que había existido alguna) y que era tiempo de atacar sin piedad. Lo que ocurre es que en el cine quedaba mejor y más tenebrosa una con huesos de por medio…
Por cierto, los barcos piratas en realidad eran de pequeño tamaño, no los galeones con que nos deleitan en el cine épico. El motivo no era otro que la mayor movilidad para una rápida y veloz fuga si la cosa se ponía mal. Pero mira, disfruto más viendo unos tremendos abordajes a cañonazo limpio que desde un barquichuelo de tres al cuarto. ¿Vosotros no?

domingo, 13 de mayo de 2012

Presentación de "Numancia contra el tirano"

Alberto Lominchar es una de esas personas  que tengo el placer de conocer de manera viva. Con esto me refiero a "no virtual", como ahora viene a ser lo habitual cuando se frecuenta blogs, foros y facebooks varios. Con varios libros de poesía a sus espaldas y ya su segunda novela, es uno de estos escritores que promete. Humor, cultura, crítica social y ahora historia- en el  libro que se va a presentar al público en breve- se encuentran mezclados de forma amena en casi todo lo que he leído de él hasta ahora. Sin embargo, que yo sepa, Alberto no espera a que una editorial se fije en él para publicar- y menos en estos momentos. Desde el principio lo está haciendo de modo virtual y con presentaciones ocasionales. Lo que le importa es escribir, y eso lo lleva realizando desde hace años por puro placer. Sinceramente animo al público a que eche un corto vistazo a alguno de sus escritos si tiene la ocasión, y que compruebe por sí mismo.

Por lo pronto, el próximo viernes día 25 de mayo, a las 20:00 horas, en el bar la Tetería de la localidad de Aranjuez realizará la presentación de su nuevo libro "Numancia contra el tirano", un ameno escrito de corte histórico sobre la figura de un joven y desconocido Espronceda que sorprenderá a más de uno. Fielmente documentado, difícil por cierto según me comentó por la escasez de documentos que retratan el tema de la juventud del escritor romántico, y con pasajes que sorprenderán a más de uno y que son dignos de película, invito a los que puedan a pasarse y escuchar a este joven escritor hablar de un personaje que le obsesiona más y más según descubre nuevos datos sobre su apasionante vida y la de sus coetáneos.

Aquí dejo un corto fragmento.

Numancia contra el tirano- fragmento

Espronceda dejó aparecer su figura por el corredor abalconado del tercer piso de la casa de vecinos. Antes de que los de abajo pudieran interrogarle, Pepe Espronceda –todo cabellera oscura y rizada- exclamó:
- ¡Allá que voy!
Cabalgó sobre la barandilla del balcón y de ahí, con agilidad animal, se abrazó a un canalón de hojalata que desde el tejado bajaba al patio. El canalón crujió y se cimbreó, pero el muchacho llegó al final del descenso sano y salvo, para asombro del par que en el suelo le esperaba.
Saludó a Valls con un movimiento de cabeza y una radiante sonrisa, tendiendo después a Escosura ambas manos. Con doce años recién cumplidos, examinó a Patricio con una mirada penetrante y profunda que surgía de unos ojos negros, rasgados y exultantes.
En la forma de acceder a la cita, Patricio cayó en la cuenta de que Espronceda no era joven que gustara seguir los caminos trillados, las convenciones vulgares; necesitaba la atracción fascinadora del peligro. En él pudo ya adivinar al muchacho inclinado más hacia la acción que hacia la contemplación, gentil, amable, simpático y de reflejos felinos. La sinceridad de su amplia sonrisa le revelaba al zagal entrañable y más que constante en los afectos.
Superada la inicial sorpresa, Pepe explicó a los que le esperaban:
- He llegado a la cita antes de tiempo y, harto de esperar, me he puesto a trepar por el canalón para hacerle una visitilla a Antonio, el amiguete del tercero. ¡Qué se le va a hacer, no puedo parar quieto! En cuanto os he oído, me he dicho: “Pepe, muchacho, haz una entrada triunfal”. Y aquí me tenéis, dispuesto a lo que sea.
- ¿Lo ves, Patricio? –preguntó Valls-. ¿No te dije que aquí Pepito no nos iba a defraudar?
- ¡Ya lo creo! ¡Menuda entrada en escena! –exclamó Patricio-. A fe mía que nuestra espera ha merecido la pena.
- Pepe Espronceda –añadió el recién aterrizado, alargando su mano derecha hacia Patricio-. Para servirte en lo que gustes.
- Patricio de la Escosura –dijo, estrechando con firmeza la mano tendida-. Tu fiel camarada desde este momento.
Éste fue el curioso inicio de una amistad profunda y leal, que sólo la muerte pudo llegar a deshacer.



Alberto Lominchar Pacheco

http://erratico.bubok.es/

miércoles, 2 de mayo de 2012


Instrucciones para Armar la gorda
(más o menos)


Componentes:
Armar: (verbo) Poner o dar armas, preparar para la guerra.
La: (artículo determinado femenino singular). Se antepone a un sustantivo femenino singular para indicar que el referente es conocido por el hablante y el oyente.
Gorda: (adjetivo)  De mucha carne o grasa.

Contenido del envase:
Frase hecha: producirse una pelea o un alboroto entre una o muchas personas.

Indicaciones:
Proceso mediante el cual organizamos un alboroto en momentos indicados, debido a actos pensados y cavilados previamente o, simplemente, como consecuencia de otros espontáneos.


Contraindicaciones:
Este acto no debe realizarse en ciertas situaciones si estas se escapan al control o se vuelven contra uno mismo.

Precauciones:
Armar la gorda debe realizarse con control y con un motivo a ser posible. Esta expresión es sinónimo de “Armar o montar la de Dios”, “Armar o montar la de Cristo”, “Hacerla buena” o “Montar la gorda” entre otras; pero no vale “Armar la flaca” o “Montar la flaca o delgada”, ya que no nos llevaría a los objetivos deseados.
También debe tenerse cuidado de tomarse literalmente la frase, ya que nos puede llevar a efectos no deseados, sobre todo si escogemos a una señora (o señorita) algo gruesa (o mucho), y le ofrecemos gentilmente una serie de armas, ya sea un sencillo cuchillo de cocina o un obús. Además, cuanto más gruesa sea la dama y las armas sean más contundentes, más peligro puede encerrar el asunto (dependerá sobre todo de la animadversión que le tenga hacia usted o sus alrededores).
Idem para “Montar la gorda” en cuanto a la frase literal, ya que estaríamos entrando en terreno escabroso y de efectos totalmente distintos a los buscados en principio.
Interacciones:
Especial cuidado con no confundir y tomarse literalmente la frase (¡ojo!), y menos si también se realiza del modo correcto, ya que los efectos pueden ser desastrosos por la mezcla de sentidos, potenciados si cabe por las circunstancias (animadversión de la gruesa mujer hacia uno mismo, la cantidad de armas dadas y la dimensión de la pelea o alboroto realizado).
Posología:
Suministrar paulatinamente las armas una vez escogida la mujer, con las debidas precauciones, llenando sus bolsillos con granadas de mano, dagas, cuchillos y alguna pistola. Además un buen cinturón porta armas puede ser útil para completar el armado. Después continuar con armas más contundentes y pesadas, colgadas a la espalda y en ambos brazos. Puede haber sido útil vestirla de camuflaje y tiznar su cara (si se deja) según circunstancias. El proceso debe seguirse hasta que nos diga “basta” o hasta que nosotros juzguemos si tiene todavía movilidad o no, por lo que deberíamos retirarle alguna de las armas. Lista para el combate.